Regalos en metálico en bodas: lo que debes declarar ante Hacienda y cuánto puedes recibir

Las bodas son, sin duda, uno de los eventos más importantes y costosos en la vida de muchas parejas. El vestido, el banquete, la decoración, la música, los detalles personalizados, todo suma y el presupuesto fácilmente puede superar los 20.000 euros. Sin embargo, no son pocos los novios que, tras la celebración, respiran tranquilos al hacer cuentas: entre los regalos en metálico de amigos y familiares, en muchas ocasiones logran recuperar la inversión e incluso salir con beneficios.

Pero este aparente respiro económico puede tener un giro inesperado si no se tiene en cuenta un detalle que muchos ignoran y que Hacienda, desde luego, no pasa por alto. Así lo advierte el experto en finanzas Ramgaldavis, quien alerta: «Todos los regalos monetarios recibidos en una boda están sujetos al impuesto sobre Sucesiones y Donaciones».

Un regalo que puede salir caro

La costumbre de regalar dinero en las bodas ha crecido exponencialmente en las últimas décadas. Ya sea en sobres entregados el mismo día o a través de transferencias y plataformas como Bizum, este gesto se ha consolidado como una manera práctica de ayudar a los novios a afrontar el coste del evento o, simplemente, contribuir a su nueva etapa de vida. Pero lo que muchos ignoran es que esos obsequios monetarios no están exentos de la normativa fiscal. El problema no radica en recibir dinero como tal, sino en no declararlo cuando se supera el umbral exento que marca la ley. En España, los regalos en metálico están gravados bajo el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, una normativa que varía según la comunidad autónoma.

«Dependiendo de la comunidad en la que se resida y en función del dinero recibido, existe un límite exento de tributación«, explica Ramgaldavis. «Pero todo lo que sobrepase ese umbral debe tributar según el tipo impositivo correspondiente, presentando el modelo 650 o 651 ante la Agencia Tributaria», añade el experto.

¿Cuánto se puede recibir sin pagar impuestos?

Aquí es donde las diferencias regionales juegan un papel clave. Cada comunidad autónoma establece su propio límite exento de tributación, así como las reducciones y bonificaciones aplicables. Por ejemplo, en comunidades como Madrid o Andalucía, las bonificaciones pueden alcanzar el 99% para donaciones entre padres e hijos, pero si se trata de regalos de amigos o familiares lejanos, la carga fiscal puede ser notablemente más alta. Y es que para Hacienda, una transferencia bancaria o un Bizum de 500 euros como regalo de boda no se diferencia de una donación cualquiera. Si bien el control efectivo sobre todos los movimientos es complejo, en caso de inspección, el origen y motivo de esas transferencias debe estar justificado.

Ramgaldavis aclara: «Si el dinero lo has recibido por transferencia o Bizum, no existe una fórmula mágica para evitar tributar, salvo que cada persona que te done no supere individualmente el límite exento que marca la comunidad autónoma correspondiente». Es decir, si cada invitado realiza una donación inferior a ese umbral, no hay obligación de declarar ni tributar, pero si un solo ingreso lo supera, entonces sí.

¿Qué modelos se deben presentar?

Cuando se reciben regalos monetarios sujetos al impuesto, los modelos a presentar ante Hacienda son el 650 o el 651, en función de si se trata de una donación en vida o de una herencia. En el caso de las bodas, el modelo 651 es el más habitual, y debe presentarse en un plazo máximo de 30 días hábiles desde que se recibe el dinero. Incumplir esta obligación puede acarrear sanciones, intereses de demora y recargos que pueden arruinar la buena voluntad con la que se hicieron esos regalos. En este sentido, Ramgaldavis insiste en la importancia de la planificación fiscal, incluso en momentos festivos como una boda: «La ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento. Es fundamental conocer los derechos y deberes tributarios, especialmente cuando se manejan cantidades relevantes de dinero».

¿Controla Hacienda estos movimientos?

Si bien es cierto que muchos regalos se entregan en efectivo, fuera del radar de las autoridades fiscales, cada vez es más habitual el uso de medios digitales, como transferencias o pagos móviles. Y ahí es donde Hacienda tiene la sartén por el mango. Las entidades financieras están obligadas a informar sobre operaciones sospechosas o que superen ciertos importes, lo que permite a la Agencia Tributaria detectar posibles irregularidades.