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Qué debe tener (y qué no) un lubricante para llegar a un orgasmo intenso

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La mayoría de nosotros sabemos, más o menos, qué es un lubricante íntimo. Es un producto diseñado específicamente para reducir la fricción durante la actividad sexual o la masturbación, mejorando la comodidad y potenciando el placer. Aunque en el imaginario colectivo el orgasmo se asocia principalmente con la estimulación o el deseo, la lubricación juega un papel fundamental, pues una buena fórmula permite al cuerpo concentrarse plenamente en el placer, alivia posibles molestias y preserva la salud de las mucosas.

En términos de uso, diversos estudios muestran que una parte significativa de la población recurre a estos productos. En todo el mundo, un informe de 2009 indicó que el 29% de más de 26.000 encuestados había utilizado lubricante en sus encuentros sexuales, mientras que un estudio de la Journal of Sexual Medicine halló que el 65,5% de las mujeres había probado algún lubricante a lo largo de su vida y el 20% lo había utilizado en el último mes. Esto evidencia que, aunque muchas personas experimentan sequedad o incomodidad, existe aún cierto estigma que dificulta su uso habitual.

Los lubricantes y su relación con el placer (siempre que elijamos el adecuado): qué debe tener

Este estigma es que quiere derruir Adnane Kabaj, educadora sexual y cofundadora de la marca IntyEssentials y Lovely Sins: «En el imaginario colectivo, el orgasmo suele asociarse a la estimulación o al deseo, pero rara vez se menciona un elemento clave del placer íntimo: la lubricación. Y sin embargo, la ciencia es clara: una buena lubricación mejora la sensibilidad, reduce las molestias y permite que el cuerpo se concentre plenamente en el placer. Entonces, ¿qué debe tener un lubricante para que sea un verdadero aliado del orgasmo?», se pregunta. A continuación, da las respuestas a THE OBJECTIVE:

1) Un pH adaptado al ecosistema íntimo

«La zona genital, especialmente la de las mujeres, tiene un pH naturalmente ácido (entre 3,8 y 4,5). Un lubricante debe respetar este equilibrio para evitar irritaciones, infecciones o desequilibrios de la flora vaginal. Un buen lubricante, por ejemplo, tiene un pH compatible con el pH fisiológico vulvar», detalla Kabaj a este medio.

sexo oral

2) Una osmolaridad adecuada para evitar la sequedad o el ardor

«La osmolaridad es otro factor poco conocido, pero esencial: si es demasiado alta, el lubricante puede deshidratar las mucosas y provocar ardor. Si es demasiado baja, puede alterar la barrera natural de protección», asegura la educadora sexual, que recomienda utilizar un lubricante natural a base de agua formulado con una osmolaridad que respete las recomendaciones de la OMS, esto es, que proteja la mucosa sin comprometer el placer.

3) Textura envolvente, no pegajosa

La textura debe ser «fluida, sedosa y envolvente, para amplificar las sensaciones sin interferir. La ausencia de siliconas o agentes filmógenos sintéticos permite que el lubricante no cree una capa aislante, sino que acompañe el movimiento y potencie el contacto. Además, la fórmula tiene que ser compatible con juguetes, preservativos y prácticas sexuales diversas, lo cual también contribuye a explorar el placer con seguridad y libertad».

4) Sin ingredientes disruptivos ni irritantes

«Demasiados lubricantes del mercado contienen ingredientes potencialmente irritantes (glicerina, propilenglicol, perfumes…) o disruptores endocrinos. Estos ingredientes pueden alterar la mucosa, provocar infecciones o incluso modificar la respuesta del cuerpo al placer», afirma la experta, que recomienda un lubricante que no contenga glicerina, perfumes, siliconas ni parabenos.

El método Kivin, el de los expertos del cunnilingus

El poder de una fórmula segura

Como vemos, elegir un buen lubricante no es tema baladí, ya que no es un producto que únicamente reduzca la fricción, sino que también, en palabras de Kabaj:

  • Ayuda a eliminar la distracción que genera la sequedad y las molestias, aportando así más confort, lo que permite entregarse plenamente a las sensaciones.
  • Facilita también la excitación sostenida y puede favorecer orgasmos más intensos al mantener la sensibilidad sin molestias. En palabras de quienes lo usan: “Es como si el cuerpo pudiera relajarse de verdad y centrarse solo en disfrutar”.
  • Aporta confianza: la sequedad íntima, además, no es solo un tema físico, pues puede afectar la autoestima y la confianza, tal como ocurre con los trastornos de erección en hombres. Y sin confianza, es más difícil soltarse y vivir plenamente el placer. Por eso, una fórmula segura y respetuosa no solo cuida la mucosa: cuida también el bienestar emocional y la relación con el propio cuerpo.

Por tanto, ha quedado claro que el orgasmo también es una cuestión de cuidado íntimo: «Elegir un lubricante no debería ser una decisión secundaria. Como el resto de cosméticos íntimos, merece atención y exigencia. El placer no es solo una cuestión de deseo o técnica: también depende de cómo cuidamos el cuerpo que desea. Y cuando se elige bien, el lubricante puede pasar de ser un simple complemento a convertirse en un verdadero potenciador del orgasmo».


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